6ª estación. Verónica enjuaga el rostro de Jesús.
– Te adoramos o Cristo, y te bendecimos
– Porque por tu santa cruz redimiste al mundo
Lo vimos, no tenía apariencia ni presencia; ni aspecto que pudiésemos estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le tuvimos en cuenta». (Is 53:2b-3).
Te ofrecemos Señor, todo este “respeto humano” que nos impide “salir de la fila” como Verónica y ser testigos de amor ante los demás, al tener miedo a qué podrían pensar de nosotros los demás.
Te ofrecemos todos nuestros miedos a ser juzgados por los demás, nuestros deseos de complacer al mundo, nuestras indiferencias, nuestras faltas de compasión, nuestras durezas de corazón.
Enséñanos Señor, a vivir bajo tu mirada, y no la mirada de los hombres. Enséñanos fortaleza en la ternura, los gestos de amor en la mansedumbre y la discreción.
Danos tus ojos Jesús, tu mirada de misericordia y amor.
Tantas personas están necesitadas de consuelo y amor.
– Padre nuestro
– Dios te salve María
– Gloria al Padre
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