1º misterio gozoso. La Anunciación. Dios miró la humildad de María.
Padre Lamy dice: « La humildad fue el tejido de la vida de la Santísima Virgen. María dijo al santo Arcángel Gabriel : «Yo soy la servidora del Señor». Debemos querer esta santa virtud, que nos coloca en nuestro lugar, el ultimo, y nos ayuda a sentirnos ahí como el pez en agua. La humildad nos arma contra Lucifer, este espíritu de soberbia. Yo no soy nada. Postrémonos ante Dios y adorémosle. Ofrezcámosle en sacrificio todo nuestro ser. Pidamos misericordia por las faltas pasadas, y tomemos la resolución enérgica de evitarlas en adelante. No se entra en el cielo sino por la puerta de la nada. »
2º misterio gozoso. La Visitación de María a su prima Isabel. María tiene un corazón fraterno y servicial.
Padre Lamy : « El verdadero amor de Dios nos predispone al amor del prójimo. Nuestro Señor amó a los suyos, y los amó hasta el final. El amor del prójimo es amor de desnaturamiento a favor del prójimo : uno no busca ninguna satisfacción, de ningún tipo. El divino maestro dice : «Les doy un mandamiento nuevo, que se amen, se soporten, y se ayuden unos a otros». Olvidarse por los demás, soportar con suavidad los defectos del prójimo, servirse mutuamente con caridad, eso es la vida del cristiano. »
3º misterio gozoso. La Natividad de Jesús en el pesebre de Belén. Jesús elige la pobreza.
Padre Lamy dice : « No me siento a gusto, sino cuando me falta algo ; y cuando no me falta nada, es ahí que no me siento a gusto. Sólo hace falta lo indispensable, lo urgente, dejando siempre que falte algo. El espíritu de pobreza está bien, pero la vida de pobreza es mejor. Tiene que haber cosas que hacen falta. La pobreza, la elegimos por amor a Dios. OH Santa pobreza de Cristo, no me dejes nunca. Pon en mi corazón tanto amor a mi Dios, que yo pueda morir despojado de todo antes de bajar a la tumba. »
4º misterio gozoso. La Presentación de Jesús en el Templo. María y José obedecen la ley con amor.
Padre Lamy : « La obediencia es la armadura de todas las sociedades. La obediencia es una labor dolorosa para nuestra pobre naturaleza humana, y no se realiza nunca sin esfuerzos. La santa obediencia, no lo podemos ignorar, es por si misma penitencial y difícil. Choca desde el principio contra nuestra voluntad, que debe vencer a todo costo, con la soberbia que hay que domar, el juicio propio que hay que callar, con la soberbia de la vida de qué habla el Apóstol, y todas las pasiones que se mueven en el fondo del alma. El amor a Dios es el motor principal de la virtud de obediencia. Las almas obedientes tienen un lugar especial en el corazón de nuestro Señor Jesucristo ; él les hace saborear delicias reservadas a sus santos en el cielo.»
5º misterio gozoso. Jesús perdido y hallado en el Templo. En el corazón de Jesús, Dios es el primero servido.
Padre Lamy dice: « Si tuve algo de influencia sobre los chicos, fue por el respeto que les tuve. Cierto que a veces los he corregido, pero respeté su conciencia. El niño debe ser respetado siempre, aunque no sea respetable. Un padre no debe nunca violar el alma de su hijo. Cuando uno se porta mal, hay que corregirlo, pero con suavidad. Dice Jesús : «Soy manso y humilde de corazón», y «Mi yugo es suave.» La conciencia es un lugar que nos está prohibido, un santuario inviolable. »
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