Meditación de los misterios dolorosos
El Padre Lamy dice que, a los que meditan los misterios dolorosos, la Virgen les da casi tantas gracias como a los bienaventurados en el cielo.
En el 1º misterio, contemplamos la agonía de Jesús en el huerto de los olivos, y pedimos por los que pasan angustia y agonía, para que reciban el consuelo de la presencia de Jesús
Gracias Jesús, por haber padecido la agonía por nosotros. Era nuestros pecados que llevabas. Eran nuestras angustias que llevabas. Pensabas en aquellos para quienes tu sacrificio habrá sido inútil. Haznos comprender el dolor que te causa el pecado.
Pero no te encerraste en tu dolor, sino que te dirigiste al Padre: “Padre, si es posible, que se aleje de mi esta copa; pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Y el Padre envió a su ángel para aliviarte. Enséñanos Jesús, en todas nuestras angustias y agonías, a no encerrarnos en el dolor, sino a dirigirnos como vos al Padre y mantener el contacto con él. Te pedimos que consueles a todos los que están angustiados.
En el 2º misterio, contemplamos a Jesús azotado en todo su cuerpo, y ofrecemos a Jesús nuestros dolores corporales
Jesús, gracias por haber padecido por nosotros los azotes en tu cuerpo. Te ofrecemos todos los dolores de nuestro cuerpo y nuestras enfermedades físicas, para que sean, como las tuyas, ofrendas agradables al Padre y contribuyan a la salvación y alivio de los que sufren. Te ofrecemos los dolores de todos los que sufren en su cuerpo o de violencia física.
La Virgen en Fátima dijo que muchas almas van al infierno porque nadie ora y se sacrifica por ellas: como los niños de Fátima, nosotros queremos ayudarte Jesús a salvarlas, y te ofrecemos nuestras molestias cotidianas.
En el 3º misterio de dolor, contemplamos a Jesús coronado de espinas, y pedimos la gracia de renunciar a nuestra voluntad propia para hacer la voluntad de Dios
Gracias Jesús, por haber aceptado la corona de espinas en tu cabeza y la humillación por nosotros. Danos la gracia de mortificar los pecados de la cabeza, la voluntad propia, los caprichos, la ambición y el afán de poder, nuestra curiosidad, nuestro subjetivismo. Te ofrecemos estos sacrificios para salvar las almas de nuestros hijos y de los que necesitan.
Te ofrecemos Jesús, nuestra voluntad propia, para que sea siempre sometida a tu santa voluntad. Haz que los padres enseñen a sus hijos a buscar siempre la voluntad de Dios.
En el 4º misterio de dolor, contemplamos a Jesús llevando su cruz, y pedimos la paciencia para los que pasan pruebas
Jesús quiso llevar la cruz y padecer todos nuestros dolores para mostrarnos cuanto nos ama y cuanto se compadece de nosotros. Gracias Jesús, por haber llevado la cruz para perdonar nuestros pecados.
En este misterio, te pedimos Jesús, tu paciencia en las pruebas de la vida cotidiana. Te ofrecemos nuestra perseverancia en el trabajo cotidiano, las incomprensiones, las persecuciones, las humillaciones de nuestro amor propio. Que sean ofrendas agradables, para salvar las almas más perdidas.
Haz que los padres enseñen a sus hijos a dominar su impulsividad y esperar con paciencia la hora de Dios.
En el 5º misterio doloroso, contemplamos a Jesús muriendo en la cruz, y pedimos la gracia de perdonar las ofensas y amar a los enemigos
Gracias Jesús, por haber sido crucificado y muerto por nosotros.
Enséñanos Jesús, a perdonar como tú a los que nos hacen daño.
Bendice a los que nos maldicen.
Convierte el corazón de las personas mafiosas y corruptas.
Danos la gracia de amar a nuestros enemigos, como tú Jesús los amas: sálvalos del infierno y recíbelos un día en el cielo.
Haz que los padres sepan mostrar el crucifijo a los chicos y enseñarles cuanto Jesús nos amó y nos ama.
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6 de octubre de 2020 04:51, por >Mario Alberto Venditti