Freud no ve otra cosa en el ser humano, sino instintos y pulsiones. Pero el Creador hizo al hombre capaz, por su inteligencia, de conocer la verdad, y por su voluntad, de elegir el bien y renunciar al mal. Jesús vino a rescatarnos con eficacia de la concupiscencia de la carne. Con su ayuda somos capaces de dominar los instintos y pulsiones, y en eso somos verdaderamente hombres. Unos amigos psicólogos me comentaron que Argentina y Francia son los dos únicos países en el mundo donde, (…)